5 razones para comprar un reloj de madera

1. cada reloj de madera es único

La madera es un material 100% natural, por eso dos relojes de madera de la misma colección siempre difieren ligeramente en la textura y el color de la madera, aunque estén fabricados con la misma materia prima. Podemos decir con orgullo que cada reloj es único e irremplazable.

 

 

2. los relojes de madera natural son más sostenibles

Todos nuestros relojes de madera están fabricados con madera 100% natural, procedente de bosques que cumplen las normas medioambientales y sociales más estrictas certificadas por el Consejo de Administración Forestal (FSC). Además, nuestros embalajes están fabricados con materiales naturales y reciclables, como papel y cartón. De este modo, nos aseguramos de que nuestro impacto en el medio ambiente sea el menor posible y el uso de plásticos o productos químicos se reduce al mínimo.

 

 

3. con un reloj de madera en la muñeca, te distingues de los demás

Los relojes de madera aún no son muy comunes. Junto con la textura, los colores y los detalles, es una pieza rara y llamativa pero con mucho estilo en la muñeca.

 

 

4. los relojes de madera son muy ligeros

Uno de los puntos que siempre llama la atención de nuestros clientes es la ligereza de estos relojes. Los relojes de madera son tan cómodos que apenas se nota si se llevan puestos o no. Al tratarse de un material natural, el reloj no provoca picores ni alergias. Para darle información concreta sobre el peso Nuestro reloj más ligero es el modelo Altenberg, que sólo pesa 19 gramos. En contraste con este reloj ligero, nuestra colección Stollberg, fabricada con una combinación de madera de olivo y acero, pesa 90 gramos, lo que sigue siendo un peso bastante moderado para un reloj de pulsera.

 

 

5. Por cada reloj de madera vendido, plantamos un árbol.

A principios de 2021, decidimos colaborar con la organización "Árboles para el Futuro" y plantar un árbol por cada reloj de madera vendido. El punto crucial de esta colaboración para nosotros es que no sólo plantan árboles en tierras deforestadas de África, sino que también ayudan a crear jardines en las zonas más desfavorecidas. Además, se forma a los agricultores locales para que produzcan recursos por sí mismos y luchen así contra la pobreza y el hambre en países necesitados como Kenia, Senegal, Tanzania y Uganda.

 

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